Como seres humanos, seguimos sufriendo de la búsqueda de aquello que ya tenemos y no percibimos. Es por eso que, al no ver nuestra felicidad ni nuestra paz, usamos nuestras vidas para buscarlas en el único lugar en el que no se encuentran, afuera de nosotros mismos. Al no encontrar la felicidad ni la paz, nace la necesidad de cambiar todo lo externo para que pueda satisfacer nuestra búsqueda. Intentamos cambiar a nuestras parejas para que nos amen como nosotros queremos ser amados, mientras nuestras parejas tratan de cambiarnos para que las amemos como ellas quieren ser amadas. Intentamos cambiar nuestras vidas para que puedan aportarnos paz, felicidad y amor. Todo ello sin tener éxito. Sí es cierto que encontramos nuevas formas de conseguirlo, pero no tardamos en descubrir que sólo fue una relación más, un empleo más o un atardecer más.
Guyton-Hall nos dice que "el cerebro desecha más del 99 por ciento de toda la información sensorial, por carecer de interés o importancia". Esto significa que creamos nuestra propia realidad a partir del uno por ciento de la información disponible. Esta cifra está basada en aquello que nosotros consideramos importante e interesante fruto de nuestra interpretación de la realidad. Y aquí está nuestra confusión. Pensamos que si buscamos ser felices centraremos nuestra atención en la felicidad, pero en realidad si nos paramos un momento y nos miramos con honestidad, veremos que estamos pensando desde un enfoque basado en la necesidad, en la necesidad de ser feliz, desechando así el 99 por ciento de información que pudiera mostrarme mi felicidad presente.
¿Como puedo yo saber en verdad si soy feliz, si mis emociones son el resultado de interpretar lo que ocurre en mi vida con sólo un uno por ciento de la información de todo lo que ocurre?.
Parece entoncces que la alternativa más coherente es encontrarnos a nosotros mismos, aventurarnos a sumergirnos en el vacío de aquello que uno desconoce de unos mismo. Aquellos que lo hicieron nos relatan experiencias de amor, paz, sanación y felicidad que van mucho más allá del lugar al que nos pueden llevar las palabras.
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