viernes, 27 de enero de 2012

"Diez mil bombillas"

De Inma Escobedo Rico.
(Una gran amiga y compañera de viaje)

Las radiografías no dejaban lugar a dudas: "Temo que tendrá que llevar esta escayola durante mucho tiempo"
-dijo el doctor con voz apenada, pero sin pizca de extrañeza-
"El golpe fue muy importante, pero no se apure, nos llegan casos similares todos los días."
Yo, sin embargo, que seguía presa de un ataque de: ¡No entiendo nada!, no fui capaz de articular palabra, y el
doctor se encaminó a la puerta, no sin antes, y con tono condescendiente hacerme la pregunta que -según él-
hacía a todos los pacientes que llegaban en iguales circunstancias:
"¿Acaso usted no lo vio venir?"
El indicador de prohibido a más de 40 seguía sobre el césped.
Mirándolo, todos los acontecimientos pasados llegaban en tropel como imágenes rebobinándose en video,
y no eran físicas las heridas que mas dolían. Me acordé del doctor, encogerme de hombros es cuanto obtuvo
de mi, por respuesta, me dio apuro decirle: que vi el indicador, que todos los días veía el indicador... que veo
indicadores por todas partes, quizá para añadir después, que aún así, cometo errores como el más común de
los mortales, que me tropiezo y me caigo, y que me da vergüenza confesarlo.
Cojeando, como no habría de ser de otra manera, volví a casa.
Un agente estaba en la puerta esperándome. Sintió pena de mi, me dejó pasar y me entregó una carta del
juzgado. "Lo siento" -dijo- "Son las costas del atestado".
Desperfectos en el mobiliario urbano -rezaba el epígrafe- y esa tarde aprendí que cualquier circunstancia, por
grave que pueda parecer, siempre es suceptible de empeorar.
Con la sombra del fracaso prendida en la frente volví tres semanas después al hospital.
"A pesar de todo creo que hoy quitaremos esta escayola" -dijo el doctor para mi sorpresa- "Pero yo creí que......."
"Era sólo cuestión de tiempo, y el tiempo es relativo, se nota que usted ha aprendido mucho y rápidamente de..."
"De mis errores". -añadí-
A lo que el doctor repuso firme:
"No existen los errores sino experiencias de gran valor para la vida y usted es joven, todavía tendrá que fracasar, con
al menos, diez mil bombillas....." "¿Qué?" -Pregunté con extrañeza.
"Perseverar, ese es el secreto, hasta llegar al éxito, pues sin él, el mundo no progresaría, ¿acaso el Sr. Alba Edison tiró
la toalla ?... deje de lamentarse y alégrese por las grandes lecciones."

Moraleja: "Vives: Aprendes: Sabes."

lunes, 16 de enero de 2012

"Helioterapia"

Historia y personajes:
Hipócrates, padre de la medicina y referencia obligada siempre que se habla de medicina natural, explica los beneficios que proporciona el sol en un cuerpo enfermo. En el siglo X, Avicena proclama en su canon Medicinae la utilidad curativa de medios naturales, como el sol, el agua y el aire libre. Pero quien realmente confiere a la Helioterapia (curación por el sol) un rango importante fue el suizo Arnold Rikli (1823-1906), un tintorero de Berna que consigue que la medicina ofial de la época tenga que reconocer que la acción del sol destruye bacterias perjudiciales para la salud, aumenta la resistencia orgánica y es de gran utilidad para padecimientos tales como el raquitismo, tuberculosis ósea, artropatías, hipertensión, trastornos glandulares y nerviosos, enfermedades de la mujer y obesidad, entre otras muchas cosas.
En cualquier caso, como cualquier otra terapia, el sol puede dar la vida pero también puede quitarla. La justa medida es la que conduce a la salud, de manera que si bien es cierto que es absolutamente patológico no tomar nunca el sol no lo es menos el tomarlo en exceso. El sol atesora un enorme poder que puede resultar excesivo si no se toma de una manera prudente y progresiva.
El sol, la más barata de las medicinas.
En cada época del año el sol tiene un diferente poder de actuación debido a su mayor o menos proximidad con respecto a la tierra, por lo que el periodo inicial para hacer una cura con sol o helioterapia, debe oscilar entre 5 ó 10 minutos para las primeras exposiciones. Nunca deben tomarse los baños de sol cuando éste se encuentra en todo su esplendor, a mediodía, porque los rayos inciden sobre el cuerpo verticalmente y su desmesurado poder llega a causar graves quemaduras a quienes no están habituados. Son las primeras horas de la mañana, cuando el cegador podería del astro rey no ha llegado a cobrar toda su fuerza, o las del atardecer cuando los rayos solares adquieren carácter de suave caricia, los mejores momentos para hacer acopio de las más barata de las medicinas.

La mejor manera para acumular esta fuente de salud no es tumbándose y permaneciendo quieto sino dejar que los rayos del sol nos acaricien mientras jugamos, caminamos o hacemos un poco de ejercicío, por supuesto lo más ligeros posible de ropa, a poder ser desnudos, para que no haya barreras entre nuestro cuerpo y los beneficios de la helioterapia.
Después de los primeros días se debe ir ampliando el tiempo de la exposición paulatinamente hasta llegar a 60 minutos, periodo que debe considerarse el máximo aconsejable.
No es recomendable recibir los baños de sol hasta que haya transcurrido una hora desde que se ha comido, ni se debe comer hasta que hata pasado el mismo tiempo desde que se ha tomado "la medicina solar".
El sol es fuente de rayos infrarrojos (como cualquier calor) y sus efectos se manifiestan sobre la piel haciendo que transpire o enrojezca. La exposición, por tanto, al calor del sol hará que los rayos infrarrojos produzcan una influencia beneficiosa en casos de mala circulación, espasmos y algias. Son muy recomendables para las personas que padecen de reuma, artritis, neuritis, y afecciones renales.
En general, los rayos solares van a ejercer sobre nuestro organismo una serie de beneficios, a condición de que nos atengamos a las reglas del juego y seamos conscientes de que "estamos jugando con fuego".
Si lo hacemos así, conseguiremos:
-Intensificar la asimilación del oxígeno por los glóbulos blancos o hematíes.
-Combatir el raquitismo al propiciar la transformación de la pro-vitamina D en Vitamina D, gracias a la exposición solar.
-Beneficiarnos del poderoso poder sedante que se produce al actuar los rayos solares sobre ls terminaciones nerviosas y sensitivas de la epidermis.
-Mejorar la circulación sanguinea, especialmente en estados hipertensos al dilatar los capilares.
-Luchar contra gérmenes nocivos gracias a su alto poder microbicida.
-Mejorar los estados arterioscleróticos, con la mejor de la circulación sanguínea.
-Cooperar a la disminución del índice de glucosa de los diabéticos.
-Estimular el apetito.
-Ayudar en la lucha contra la obesidad porque una mejor circulación y el calor derriten literalmente la grasa.
-Colaborar en la mejora de una serie de dolencias merced de la riqueza de radiaciones de corta longitud de onda ultravioletas.
-Hacer que se logre un óptimo estado general del organismo y "cuando mejora el todo, mejoran las partes".

Reflexología Podal

"Las más ancestrales civilizaciones ya practicaban el método curativo de la Reflexología Podal".

La Reflexología Podal es una técnica terapéutica que mantiene la armonía energética en nuestro cuerpo, alivia las tensiones nerviosas, activa la circulación sanguínea y pone al organismo en situación de recuperar la salud por sí mismo.
Sus orígenes son antiquísimos. Existen datos que la sitúan en Egipto, China e India, alrededor de 3000 años a.C.
Es uno de los masajes energéticos más difundidos en la actualidad, tanto documentalmente como en la práctica. Su efecto terapéutico repercute en glándulas, órganos y cualquier parte del cuerpo de una manera insustituible, equilibrando energías y ayudando a prevenir y curar muchas dolencias. Para ello se sirve de manos y pies, aunque preferentemente se da en los pies porque ofrecen, por su mayr tamaño, más facilidad para la localización de los puntos reflejos.
Desde los pies, a través de los canales energéticos que atraviesan todo el cuerpo, se puede llegar a cualquier rincón de nuestro organismo para estimular o sedar, según convenga en cada caso, deshaciendo bloqueos energéticos y poniendo en marcha la capacidad de autosanación que todos tenemos.

La Reflexología entiende al cuerpo humano como una unidad funcional y postula que lo que sucede en cualquier parte repercute en el funcionamiento correcto del todo.